Dos
figuras centrales dominan el espacio: la cúpula de la Catedral y la
cumbre de El Nevado. El cerro, ubicado en centro geográfico de la
jurisdicción diocesana, aporta la dimensión espacio-territorial. La cúpula
de la Catedral, con su particular y distintivo diseño, manifiesta que
el centro de la Iglesia Particular es la Cátedra del Obispo, por lo que
se eleva por sobre el cerro, mostrando la relevancia de la realidad
espiritual de la Iglesia sobre su realidad territorial. El báculo, símbolo del rebaño guiado por el Obispo, enmarca el tiempo de la existencia de esta Iglesia Particular, dentro del marco mayor de la existencia de la Iglesia toda, que cuenta sus años desde el nacimiento de su Divino Fundador. La Iglesia que peregrina en esta parte del mundo, bajo la guía y enseñanza de un sucesor de los Apóstoles es iluminada y atraída por el Sol de Justicia, que es Cristo el Señor y que en el isologo se muestra en un sol que es, a la vez, una Custodia de la Eucaristía. | ![]() | En los colores predominantes
se cuentan el dorado de las bodas que celebramos; el amarillo y blanco,
colores papales, que significan la íntima unión de esta Iglesia
particular a la única y universal Iglesia congregada bajo el pastoreo
del Vicario de Cristo, el Papa. También se destacan el celeste y blanco, colores de la Inmaculada Concepción, simbolizando el misterio de la Encarnación. A la vez los colores argentinos nos recuerdan el bicentenario de la Patria que estamos transitando. Por encima del conjunto se lee el lema del Año Jubilar “Alabando a Dios que nos cuida”, que estará dominando todas nuestras acciones de modo que este año santo diocesano, sea una oportunidad bien aprovechada de renovación espiritual y eclesial, teniendo por cima de todas las cosas a Dios. |
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