DÍA QUINTO
MARIA, SALUD DE LOS ENFERMOS
Comenzar con el ofrecimiento y la
oración preparatoria.
¡Oh santísima Virgen María, salud de
los enfermos consoladora de los afligidos!, que movida por el ruego
de los pastorcitos, obraste ya curaciones en vuestras apariciones en
Fátima, y habéis convertido este lugar, santificado por vuestra
presencia, en el lugar de vuestras misericordias maternales en favor
de todos los afligidos. A vuestro Corazón maternal acudimos llenos
de filial confianza, mostrando las enfermedades de nuestras almas y
las aflicciones y dolencias todas de nuestra vida. Echad sobre ellas
una mirada de compasión y remediadlas con la ternura de vuestras
manos, para que así podamos serviros y amaros con todo nuestro
corazón y con todo nuestro ser.
Meditar y rezar la oración final
DÍA SEXTO
MARÍA, REFUGIO DE LOS PECADORES
¡Oh santísima Virgen María, refugio
de los peca- dores!, que enseñaste a los pastorcitos de Fátima a
rogar incesantemente al Señor para que esos pecadores no caigan en
las penas eternas del infierno, y que manifestaste a uno de los tres
que los pecados de la carne son los que más almas arrastran a
aquellas terribles llamas.
Infundid en nuestras almas un gran
horror al pe- cado y el temor santo de la justicia divina, y al mismo
tiempo despertad en ellas la compasión por la suerte de los pobres
pecadores y un santo celo para trabajar con nuestras oraciones,
ejemplos y palabras por su conversión.
Meditar y rezar la oración final.
DÍA SÉPTIMO
MARÍA, ALIVIO DE LAS ALMAS DEL
PURGATORIO
Comenzar con el ofrecimiento y la
oración preparatoria.
¡Oh santísima Virgen María, Reina
del purgatorio!, que enseñaste a los pastorcitos de Fátima a rogar
a Dios por las almas del purgatorio, especialmente por las más
abandonadas. Encomendamos a la inagotable ternura de vuestro maternal
Corazón todas las almas que padecen en aquel lugar de purificación,
en particular las de todos nuestros allegados y familiares y las más
abandonadas y necesitadas; alíviales sus penas y llévalas pronto a
la región de la luz y de la paz, para cantar allí perpetuamente
vuestras misericordias.
Meditar y rezar la oración final.
DIA OCTAVO
MARIA, REINA DEL ROSARIO
Comenzar con el ofrecimiento y la
oración preparatoria.
¡Oh santísima Virgen María!, que en
vuestra última aparición te diste a conocer como la Reina del
Santísimo Rosario, y en todas ellas recomendaste el rezo de esta
devoción como el remedio más seguro y eficaz para todos los males y
calamidades que nos afligen, tanto del alma como del cuerpo, así
públicas como privadas. Infundid en nuestras almas una profunda
estima de los misterios de nuestra Redención que se conmemoran en el
rezo del Rosario, para así vivir siempre de sus frutos. Concédenos
la gracia de ser siempre fieles a la práctica de rezarlo diariamente
para honraros a Vos, acompañando vuestros gozos, dolores y glorias,
y así merecer vuestra maternal protección y asistencia en todos los
momentos de la vida, pero especialmente en la hora de la muerte.
DIA NOVENO
EL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
Comenzar con el ofrecimiento y la
oración preparatoria.
¡Oh santísima Virgen María, Madre
nuestra dulcísima!, que escogiste a los pastorcitos de Fátima para
mostrar al mundo las ternuras de vuestro Corazón misericordioso, y
les propusiste la devoción al mismo como el medio con el cual Dios
quiere dar la paz al mundo, como el camino para llevar las almas a
Dios, y como una prenda suprema de salvación. Haced, ¡oh Corazón
de la más tierna de las madres!, que sepamos comprender vuestro
mensaje de amor y de misericordia, que lo abracemos con filial
adhesión y que lo practiquemos siempre con fervor; y así sea
vuestro Corazón nuestro refugio, nuestro consuelo y el camino que
nos conduzca al amor y a la unión con vuestro Hijo Jesús.
Meditar y rezar la oración final